Ómne vulnerant, postuma necat*
El mundo occidental actual en el que estamos inmersos, aquel del que formamos parte, el mismo que alimentamos y nos alimenta, nos plantea paradojas: la irrefrenable persecución de condiciones materiales de bienestar, en muchos casos humanamente irrealizables, al mismo tiempo que nos persuade hacia una profunda desconexión con nuestro entorno y con nuestro interior. Es aquí donde nos surge una pregunta: ¿Podemos retornar a nosotros mismos con la psicoterapia y el psicoanálisis?
Es una época que plantea exigencias en términos de ideales y de patrones de consumo. Es un contexto que estimula al individuo hasta el desgaste corporal, mental y espiritual. Síntomas como el agotamiento, la ansiedad, la desesperanza, entre otros, aquejan al ser contemporáneo y anuncian la desesperada necesidad de recobrar la espontaneidad y la profundidad. Se trata de una tarea complicada en un mundo rígido, artificial y sin contenido.
En el cumplimiento de exigencias, nos volcamos al servicio de idealizaciones impuestas y nos desconectamos de nuestro yo y de nuestra consciencia. El psicoanálisis, que es, al mismo tiempo, explicación de la mente humana y propuesta terapéutica, ayuda a mitigar la ansiedad de sobrevivir en el futuro y nuestra incapacidad de habitar nuestro presente.
La satisfacción de todas estas necesidades solo alimenta un sentimiento de ser especiales que engrosa las paredes de nuestro egocentrismo, uno de los focos de interés del psicoanálisis. El ego es una exacerbada individualidad que buscamos afirmar sobre otros egos, pues el respeto centrado únicamente en nosotros, excluyente de los demás, termina siendo alienante.
Como primera medida vale la pena señalar que nuestra autonomía de decisión parece extraviada. Ha sido reemplazada por los algoritmos y mecanismos de rastreo de nuestros hábitos virtuales, por las estadísticas de nuestra navegación en línea y es así como se nos proporciona material de consumo a través de pantallas y dispositivos. Lo anterior impide discernir si nuestro arbitrio y nuestras elecciones son fruto de nuestra voluntad y de nuestro criterio o si, por el contrario, son propios de la información con la que nos alimentan.
Entonces, ¿qué podemos hacer? Es una pregunta que inmediatamente nos centra en nosotros como artífices y ejecutores de nuestro destino. Si tenemos que ver con lo que nos sucede y podemos comenzar a hacernos responsables, también podemos modificar estas situaciones de sufrimiento.
Si intentamos resolver los problemas de la misma manera, una y otra vez, ¿por qué esperamos obtener resultados diferentes? ¿A qué podemos recurrir para lograr salir de los ciclos habituales que estamos intentando cambiar? Desenredar el hilo que hemos tejido en nuestro subconsciente nos ayudará a entender dónde tenemos nudos. Tal es el sentido del psicoanálisis y el objetivo de la psicoterapia, reconciliación y fortalecimiento personal.
Comprender las motivaciones personales de nuestras acciones, conocer las relaciones que guardan con el entorno en el que nos desenvolvemos y las consecuencias prácticas de ejecutarlas en nuestras vidas, ha llevado a la humanidad, desde sus albores, a desarrollar estrategias y disciplinas para la observación introspectiva y la búsqueda del interior personal.
En todo el mundo han surgido espontáneamente disciplinas, técnicas y estudios para aproximarse al mundo interno, compuesto de numerosos enigmas y posibilidades. Los resultados obtenidos del cultivo de estas prácticas están sujetos al compromiso y al área personal que se intente desarrollar.
En este sentido, encontramos ejemplos con orígenes remotos, tales como el yoga de la India.
Más cercano tanto en geografía como en el tiempo, encontramos en el Psicoanálisis un abordaje académico de la cuestión.
Ahora que somos conscientes de la paradoja que significa estar en lejanía respecto de nosotros mismos, podemos identificar los caminos que aumentan esa distancia para evitarlos. La apropiación de recursos y de artefactos materiales han tomado el lugar de nuestras prioridades. Es en esta ruta que nos dirigimos cada vez a mayor distancia del libro de verdades y respuestas que reposa en nuestro interior y nos enfocamos en opacas respuestas externas. Remontar las huellas de nuestro recorrido con una perspectiva de análisis de las circunstancias nos dotará de herramientas de comprensión y reconciliación con nuestra propia historia. La propuesta psicoanalítica acompaña y enseña los pasos hacia el punto de origen, aunque parezca muy lejos en nuestro pasado.
Las inestimables ganancias en la esfera personal que ofrece el psicoanálisis tendrán eco en el ejercicio social propio de los seres humanos. Esa armonía en las relaciones públicas e interpersonales traerá satisfacción de espíritu y plenitud por la existencia. Se tomarán decisiones con mayor certeza y propiedad y los riesgos asumidos serán afrontados con entereza. Las recompensas rebasarán la inversión de tantos esfuerzos. Se trata de un sistema continuo que depende de sí mismo y se alimenta de la unidad de sus procesos. Esto implica un alto compromiso y sentido de contrato consigo mismo.
Este capítulo nuevo que está por asumir le mostrará luces y sombras que antes pasaba por alto. Es una nueva perspectiva que por momentos lo hará sentir abrumado. Los retos de esta aventura, así como su cosecha, son exclusivos de cada uno. Afortunadamente, podemos acompañarlo y garantizar apoyo y estrategias para sortear los desafíos y triunfar en este rumbo.
A diario nos vemos agobiados por una lluvia de datos, publicidad, noticias, informes, reportes y demás perturbadores de nuestro discernimiento, como si nuestra propia señal se viera interferida por una tormenta de distractores. De esta manera simplemente sobrevolamos nuestras vivencias y experiencias en lugar de vivirlas plenamente, asumiendo el protagonismo de nuestra obra. Aprender a recibir el crédito que nos merecemos requiere allanar un camino que nos permita espacio para el sosiego y el recogimiento, condiciones que favorecen el trabajo de conocimiento personal.
El psicoanálisis es una disciplina que tiene como objetivo hacer consciente lo inconsciente, dar luz a través del método de la asociación libre del paciente y la escucha psicoanalítica del psicoanalista. El relato que se toma en cuenta es lo que se encuentra reprimido en el inconsciente del paciente.
Entendemos por inconsciente toda aquella información que, si bien nos pertenece, permanece excluida de nuestra consciencia. Aunque esta información aparentemente quede por fuera de nuestra superficie, lo cierto es que logra influenciar nuestras acciones cotidianas a un grado que no logramos calcular.
Adquirir consciencia sobre estos aspectos de nuestra naturaleza significa tranquilidad para nosotros. Tal es el fruto de la comprensión de nuestras dificultades. Su importancia radica en que identificamos cómo son las dinámicas que las han construido en nuestra historia personal y comprendemos las dimensiones que representan en nuestro presente. El reconocimiento de los patrones de comportamiento que, a pesar de nuestro deseo, no logramos interrumpir y que nos generan frustración, pueden ser descifrados y desmontados de nuestro carácter. La serenidad para enfrentar las vicisitudes irá siendo parte de nuestro criterio.
Esta tarea no es solo contemplativa o teórica. Implica un compromiso vital acerca de cómo desarrollamos nuestra existencia. Los arduos pasos que la componen incluyen afrontar nuestros temores, toda vez que estos preservan un sufrimiento que no logramos, pero anhelamos concluir. Ya sea por culpa o por vacilación, nuestros temores nos condenan a una existencia atormentada y aunque tenemos la llave está en nuestro bolsillo insistimos en buscarla en el de otras personas.
La psicoterapia de orientación psicoanalítica o psicoterapia psicoanalítica, tiene diversas modalidades centradas en la disminución de los síntomas, y la comprensión de los mismos. Es una herramienta que implica un abordaje diferente en cuanto a la intensidad ya que el número de sesiones semanales es menor.
Al permitirle al paciente conocer del método psicoanalítico y vencer las resistencias que aparecen muchas veces como racionalizaciones efectivas para bloquear, la persona se acercará y se abrirá tanto a la terapia como al profesional y empezará a conocerse a sí mismo.
Sí. Mientras la psicoterapia se concentra en la consecución de los objetivos, el psicoanálisis dirige su mirada hacia el proceso.
El psicoanálisis es un proceso personal que le permite a lo particular emerger. Con frecuencia se confunden el personalismo y el individualismo. El primero hace referencia a la prioridad que se le da a la persona como estructura y no al sujeto particular. Por su parte, el individualismo sí prioriza al yo como individuo. Dar prioridad a la persona significa respetar el valor único e inalienable que intrínsecamente le corresponde por su naturaleza. Este respeto desborda la individualidad y hace digno de respeto a todo ser que sea una persona, sin importar su condición o situación particular en la realidad, va más allá de lo mundano. Es universal.
Es un proceso que lleva inevitablemente a una profunda transformación personal. Implica necesariamente la adquisición de consciencia sobre las acciones, motivaciones e interacciones que, como seres humanos, llevamos a cabo diariamente. Esta importante inversión de esfuerzo, entrega, compromiso y apertura retribuye en satisfacción personal y plenitud de vida. Una mejor relación con nuestra historia de vida nos permitirá conectar armónicamente con el mundo y las demás personas que lo componen. Este cultivo de la consciencia nos volverá expertos en nosotros mismos para transitar en una nave de libertad y no vivir como si tuviéramos el alma en prisión.